Hace unos días quedé con unas amigas de la facultad de magisterio.
Una de ellas, que trabaja en un cole, comentaba que no le era posible aplicar cosas de las que escribía en mi blog, al trabajar con un grupo, y estando en la necesidad de cumplir un currículum.
Otra, en la escuela de música, nos contaba que tenía que formar a los niños de 4º año para que aprobaran una prueba de acceso, y que no tenía tiempo suficiente en clase para trabajar con ellos.
Todas esperaban ansiosas las vacaciones de verano.
Oyéndolas hablar, me alegré de mi decisión de no estudiar oposiciones, y de trabajar por mi cuenta. En ese momento no sabía exactamente qué es lo que quería, y lo que no.
Pero cada día lo tengo más claro.
Si a día de hoy me ofrecieran un empleo como maestra en una escuela lo rechazaría, al igual que rechazaría un empleo en una escuela de música.
Tengo una filosofía de enseñanza, quiero cubrir unas necesidades que el niño me demanda con la música, y muchas veces, se trata de demandas que no están acordes con lo que el currículum, o la escuela cree que tiene que dar.
En una escuela, por ejemplo, Oscar no hubiera desarrollado el oído y la creatividad que ahora tiene tocando conmigo, y no le habrían permitido (no me habrían permitido) que se pasara dos cursos enteros sin leer ni una sola partitura.
Alguien se hubiera quejado, mi jefe, o los padres, de que no estaba “cumpliendo los estándares” del resto de niños.
En una escuela tradicional me hubiera frustrado sin remedio. No hubiera podido llegar a ellos, a conocerlos uno por uno y darles exclusivamente lo que necesitan. No podría dedicarles el tiempo que quiero. Tendría que pensar en el grupo antes que en la persona.
Y tendría que evaluar.
Ahora mismo, no tengo ni idea de cómo evaluaría a mis alumnos si tuviera que hacerlo. ¿Cómo, si cada uno aprende de forma distinta, si cada uno está en un punto distinto?
Trabajar como “freelance” me permite escapar de los aros que mis alumnos “deben” saltar, o alguien cree que deben saltar. Yo no lo creo necesario, y creo que es contraproducente para el niño sentirse forzado hacia unos contenidos que en ese momento no desea ni necesita, pero que alguien se esfuerza por metérselos en la cabeza a través de miedo al suspenso.
Porque “tiene” que saberse eso en tal o cual periodo de tiempo, para pasar a tal curso o superar tal prueba de acceso.
Otra ventaja que tengo de esta forma es que los padres que contactan conmigo suelen estar interesados en ofrecerle a su hijo/a una oportunidad, conocer la música más a fondo para desarrollar una habilidad, a demanda del niño. Y esto me permite conectar con ellos para explicar qué estamos trabajando su hijo/a y yo, y apoyarlo sin presiones, más que estar preocupados por convertir esa habilidad en un título que le “sirva” en un futuro.
Nadie, sin excepción, puede ver el futuro. Nadie puede conocer el futuro de un niño, aunque muchos crean que pueden deducirlo. Nadie puede augurar si será feliz o no con tal o cual título o con tal o cuales notas.
Al ritmo que funcionan las cosas, puede que en cinco años surja una nueva profesión, quiera ejercerla, y todo lo anterior no le haya servido de nada.
¿Por qué forzar a un niño a unos conocimientos para blindarlo contra un futuro que no conocemos?
Porque no confiamos en él.
No confiamos en que, por sí solo, tomará lo que necesite de forma respetuosa y hará lo que haga falta para ser feliz. No nos fiamos. Es mejor que se lo demos nosotros. Todo lo posible, todo lo que podamos para que esté “preparado”. Como si no superan estar preparados ellos mismos.
No nos fiamos de los niños. Le tenemos miedo al adulto futuro que él pueda elegir, y por eso intentamos moldearlo.
Y lo peor, el que no quiere moldearlos se siente presionado a hacerlo. Dudo que todos los maestros de música de escuelas estén deseando poner notas a sus alumnos, o poner exámenes.
Estoy segura de que muchos maestros de instrumento en academias de música se sentirían aliviados si sus alumnos no tuvieran por qué pasar pruebas de acceso, o tuvieran que “demostrar” cierto nivel ante… yo que sé, el director de la academia… los padres… u otra institución.
Me alegro de no tener que pasar por eso. Me alegro de no sentirme presionada para que mis alumnos tengan que pasar por eso.
Me alegro de poder desarrollar mi práctica, la enseñanza de la música, libre de todas esas presiones, que no les transmito a mis alumnos. Tranquila y con tiempo para escuchar a cada niño, a cada persona, y crear un vínculo.
Libre para poder llevar la música a su terreno más primitivo: el emocional.
Todo esto, que yo considero un lujo, no lo vendería ahora mismo por la seguridad económica que me reportaría un empleo en una escuela.
Sé que muchos de los que me leen no están en la misma situación que yo, que trabajan en una institución, privada o pública, que requiere ciertos aros que hay que cruzar.
Déjame, primero, darte las gracias por tu esfuerzo, si es tu situación. Porque seguramente habrás intentado aliviar la carga de ese proceso todo lo posible para tus alumnos. Motivando y aligerando. Porque sé que quieres que disfruten con la música, y que sea un rincón importante para ellos en el futuro, sea cual éste sea.
Me aventuro a afirmar que has hecho un gran trabajo, y que te esfuerzas cada día por mejorarlo.
Pero si estás leyendo esto, si sigues mi blog, es porque algo no te cuadra y querrías cambiar. Porque tu instinto te dice que hay algo que se queda fuera.
Hazte hueco cada día. No te acomodes en la rutina y los años de institución. A lo que parece ser “necesario”, o lo que “no hay más remedio” que aceptar. Haz cada día por sentirte más libre y porque ellos lo sientan.
Si has conseguido un espacio que los demás no han conseguido, compártelo, cuéntalo. Hay muchos maestros como tú queriendo saber cómo lo has hecho.
Y para lo que haga falta, no olvides que yo estoy aquí. ;)
Suerte
¿Qué opinas de esto? ¿Crees que tienes la libertad que te gustaría enseñando música? ¿Qué harías si tus alumnos no tuvieran que rendir cuentas? Déjame un comentario y cuéntame tu experiencia.
Hola! Sigo leyendo hoy tus artículos. Muy cierto lo que dices, pues a veces cuesta encajar en alguna escuela y tratar con jefes-empresarios que pueden cuestionarte tu forma de trabajar. Aunque yo he conocido personas muy majas en su mayoría, por ejemplo colegas músicos que creen en su profesión y ponen todo su amor en una escuela , aunque vean que tienen que tener un número de alumnos para mantenerla,que yo supongo que es muy duro tener un negocio, dejan a los profesores que sean ellos mismos. A otros quizás se les sube el tema de “jefazos”, aunque normalmente esos mismos se acaban estrellando porque los profesores les dejan. Ahora de todas maneras las cosas han ido cambiando y afortunadamente ya hay muchos sitios enfocados a la música moderna, con combos de rock y pop, teatro musical… precisamente son personas como vosotros o como yo las que han creído en otro tipo de enseñanza.Incluso en las escuelas municipales hay apartados para otros estilos. Entiendo lo de las pruebas y los exámenes…uff, qué nerviosa me ponía y qué pocas ganas de pasar por ello. Pero siempre habrá alumnos que lo sigan haciendo porque el título también sigue siendo necesario. Ojo, que yo soy muy “antitulitis”, que conste, pero no puedo evitar cabrearme a veces cuándo veo otros profesores anunciándose para dar clase y mintiendo descaradamente sobre sus estudios, se puede ser músico excepcional y no tener un título, vale, pero hay unos límites . A mí me sigue pareciendo estupendo que lleguen hasta el final y hay personas que se integran muy bien en el conservatorio o después haciendo un Master…etc..mi ilusión hubiese sido el grado superior de jazz por ejemplo,pero me ha faltado el valor para presentarme y para lanzarme a algo que no tenía prácticamente ninguna base. Lástima. A lo mejor Rocío encuentras un lugar ideal para compartir tu enseñanza más adelante. Yo he tanteado muchos y de hecho alguno me he arrepentido después de haberlo dejado o haber terminado X sustitución. Aunque mi experiencia en los centros fue buena tuve una negativa con el Método Yamaha(no sé si lo conocéis y si al final creo que no se imparte). Pues el primer día de clase los niños estaban acostumbrados a otra profesora y no me dieron la oportunidad de seguir. Era una escuela municipal pero gestionado por empresa privada. El dueño como recibió alguna queja sin mucho fundamento decidió que no siguiera. A mí el método me gustaba en algunas cosas pero eso de las clases llenas de niños para tocar el piano no lo veo viable. Además los padres esta un poco hartos de estas situaciones que se han empezado a dar ahora y no tiene sentido que la clase de piano sea de todos a la vez o en una hora haya 15 alumnos que se van turnando en un piano. Imagino que sale muy rentable pero termina siendo un fracaso. Cambiando al tema que se estaba exponiendo sobre las pruebas y exámenes , que es cierto que ahí los profesores poco pueden salirse del programa. Por mi propia experiencia yo cuando tocaba me encantaba buscarme otro tipo de partituras, y más a día de hoy que es muy fácil de conseguir.. Yo recuerdo tocar lo del conservatorio y por el verano sobre todo , una vez que ya sabía solfeo de sobra, buscar canciones de pelis, beatles, de anuncios… Ahora por internet es más fácil. Si a lo mejor hubiera llevado alguna a mi profesora, que seguro lo hice,no recuerdo, para resolver alguna duda pues ya me habría ayudado en más cosas aparte de enseñarme el programa. Yo siempre daría alguna partitura que me pidiese el alumno para que se la estudiase aparte,aunque no la tocase perfecta. Pienso que igual estamos dejando caer toda la responsabilidad en el profesor y en realidad en alumno que le guste de verdad la música va a volar sólo, necesitará que su profesor confíe en él para apre der y no le corte las alas. Las pruebas y los exámenes son parte de la vida pero en muchos momentos te van a poner a prueba si eres profesional, por eso hay pocos que están ahí. Hay padres que sólo quieren que entren porque sale gratis. Están muy desinformados . Otros padres quieren que saquen títulos por tener algún tipo de certificado y que la enseñanza sea más light,por ejemplo esos libros de la Royal. Yo no sé si es muy útil,por lo menos en España no parece que haya llevado muy lejos a los que lo tienen,que ni siquiera sé si lo llegan a terminar. Para eso es mejor no tener nada y no pasar tragos de exámenes que sí pueden odiar los alumnos. Eso sí…yo opino igual que tú :no me veo en una plaza de secundaria o primaria de música de por vida. Me encanta que haya personas que lo hagan y tengan vocación, que se llevan ese premio de tener la vida resuelta, no te digo que a veces no lo envidio un poco, pero también he conocido otro tipo de personas que han seguido otras diretrices y. van creyendo en sus proyectos y luchando por todo eso,además de que yo por ejemplo no puedo someterme a una rutina, que quiero tener libertad para cualquier oportunidad que se me presente en el mundo y el fin no es ser funcionario,sino ser feliz con lo que te guste. A mí en España no me convence cómo se trata a la música en primaria o secundaria, y no es culpa de los profesores sino de la poca cultura musical( se han ido quitando horas, recortando profesores, los padres piensan que es una María…) No quiero que esa sea mi lucha. Yo una vez intenté escribir y componer teatro musical,que aunque dejé el proyecto inacabado recuerdo que fué la época mas feliz..y cuando ganas poco pero te llena mucho lo que haces al piano parece que no necesitas más. Pero bueno, todo en mi humilde opinión.
Me ha encantado el artículo! Yo todavía estoy entre dos aguas, no sé si volver a opositar o ponerme por mi cuenta… Gracias por hacernos reflexionar.
De nada Cecilia. Gracias a ti por tu comentario. Mucho ánimo con esa decisión. :)
Primeramente enhorabuena por este blog, que como maestro sigo encantado.
Yo me vi en la misma situacion y funde con unos colegas la asociación 3can riff educación musical. En la que nosotros somos jefes, profes y evaluadores. ¿Quien sabe si finalmente esto se convertira en una empresa o se morira? Pero de momento seguimos bastante el camino de la educacion personalizada y el crecimiento interno del alumno.
A lo que voy es que quiza tu puedas montarte tu propia escuela de musica siguiendo tus valores y ser tu propia jefa.Pero claro vivimos en un mundo en el que si no invierte pasta no tienes nada.Solo un nombre, unos contactos y el boca a boca. Y quien sabe si dentro de unos años te cansaras de no tener un curro fijo y de buscar alumnos. Nosotros aun no nos hemos cansado pero ahi anda la idea de formar una escuela de musica moderna con nuestros valores.;)
Hola Pablo. Enhorabuena por tu asociación. Le he echado un vistazo y estáis haciendo un trabajo genial. Mucho ánimo con ella! ;)
En cuanto a la idea de montarme mi propia escuela, es algo que llevo años masticando y que no acabo de tragar. Mis ideas se mueven por algo distinto a una escuela de música… Pero no te preocupes, no me siento estancada. Gracias por tus palabras, Pablo. Un saludo