Hace tiempo, Laura intentó tocar una partitura en concreto y no pudo.
Durante esa época, probábamos juntas un pequeño juego que ella inventó, que consistía en darle una partitura fácil, y 4 o 5 minutos de reloj para sacarla ella sola. Completamente sola.
Yo fingía mirar el móvil o la Tablet mientras lo hacía, para darle espacio y que no sintiera una mirada encima.
Le iba de lujo, en 5 min sacaba la canción y se sentía orgullosa, capaz.
A veces, si con 5 min no era suficiente, le planteaba 3 min más. Y con su práctica autónoma y ese juego iba tocando de vez en cuando.
Pero esa vez no fue suficiente, esa vez le costó más.
“No puedo, ayúdame”. Me pidió un día.
“Claro, venga”.
Recuerdo perfectamente ese día. Dejé la Tablet y me senté a su lado, atenta a lo que hacía.
Y ya está. Laura sacó la canción.
En ningún momento la ayudé, no le dije nada, no le indiqué, ni toqué por ella ni le dije las notas.
Sólo me senté a su lado. Esa era toda la ayuda que necesitaba: mi presencia. Seguridad.
Ella no fue consciente de esto. No se dio cuenta de que, en realidad, la canción la sacó sin ayuda ninguna.
El caso es, a lo que voy, que el concepto de ayuda es muy ambiguo. Solemos ponernos en marcha y hacer cosas muy activos y solucionar papeletas en cuanto alguien, o alguno de nuestros alumnos, nos pide ayuda. Pero no siempre nos tomamos la calma de, simplemente acompañar, observar, y averiguar en qué consiste realmente esa “ayuda” que nuestro alumno demanda de nosotros.
¿Qué necesitan, realmente, cuando dicen “ayúdame”?
¿Que les leas las notas?
¿Escuchar la canción de ti?
¿No perderse cuando leen?
¿Una partitura más fácil?
¿Quitar la partitura?
¿Ir más lento?
¿Tu voz?
¿Tu silencio?
¿Tu presencia?
¿Tu crítica?
Pueden ser tantas cosas… Pero tendemos a creer que necesitan “x” y ya está, se lo damos y punto. Y puede que eso que le hemos dado sin observar siquiera sea hasta contraproducente.
Tenemos que observar más, permitir más, atender más, escuchar más.
Y sobre todo, permitirnos aceptar que no siempre sabemos en qué consiste la ayuda que necesitan.
Te toca. ¿Alguna vez has ayudado a algún alumno de forma inesperada? ¿O has ayudado y luego te has dado cuenta de que no era lo que necesitaba? Cuéntamelo en los comentarios, tu experiencia cuenta.
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