A lo largo de los años y de mi experiencia dando clase, me he encontrado con muchos alumnos con reparos y miedos hacia su instrumento que me explicaban cómo solían dar clase con otros profesores.
Evidentemente, se trata de profesores que han perdido a estos alumnos, y no porque no quieran continuar con el instrumento, porque si fuera así, no me habrían llamado.
Nadie nos enseña como músicos a dar clase. Pensamos que la mejor forma es la que han utilizado para enseñarnos. Nadie nos dice cómo ponernos en el lugar que solía tener el que era tu maestro.
El día que lo haces, lo haces lo mejor que puedes, y se cometen errores.
Todos lo hemos hecho.
La experiencia y la observación me han permitido aprender, y hoy voy a dejarte 12 puntos para mejorar en esas pequeñas cositas que hacemos regularmente, y que puede que no nos demos cuenta de que son errores.
1. Poner el nombre de las notas en las partituras, o hacer que los alumnos lo hagan
Si estás intentando enseñarle a un alumno a leer música, poner el nombre de las notitas debajo de cada una es la mejor manera de entorpecer el proceso.
La vista de un alumno o alumna que todavía no domine la lectura de notas se irá de forma natural a un lenguaje que conozca mucho mejor (si se lo has puesto accesible) antes de molestarse (con mucho más esfuerzo) en identificar en qué línea está el puntito y hacer memoria o contar. Sobre todo si le pedimos que ejecute la canción rápidamente. Ni siquiera mirará las notas.
Encuentra formas de que lea las notas poco a poco. Introduce canciones muy sencillas, que él haya elegido, y combínalo con otras actividades de lectura, como un panel con notas que se puedan manejar. Consigue que se sienta orgulloso u orgullosa en cuanto lea una canción que le haya supuesto esfuerzo, y no insistas en exceso en la lectura.
Y lo más importante, ten paciencia.
2. Poner los números o la digitación correspondiente al instrumento debajo de cada nota.
Se trata del mismo problema que el anterior. Sustituir un lenguaje por otro más cómodo.
Colocar la digitación del movimiento de dedos hará que no se lea, sino que se muevan los músculos correspondientes a cada número para que suene.
Evita el exceso de digitación numérica (u otra que se utilice en tu instrumento). En el caso del piano, indica la primera para asegurar la posición y alguna más, muy cuidada, para posibles cambios.
En ningún caso pongas en toda la canción, la digitación en cada nota.
Y por dios, ten paciencia.
3. Centrarse en la postura el primer día
El primer día es muy especial, tu alumno acaba de conocerte, y hay que cuidar mucho la relación.
Centrarse en la postura como primer ítem importante hará que se sienta incómodo y tenso, implicará de entrada una falta de libertad. Lo que tienes que conseguir, precisamente, es lo contrario.
Céntrate en la relación, habla con él o ella, pregúntale si ha tocando antes, y cómo, o si ha probado otros instrumentos, qué música le gusta, qué le gustaría aprender… etc.
Tocad un poquito como prueba, investiga si le gusta improvisar o ser creativo. Haz que se sienta cómodo anímica y físicamente. Ya habrá tiempo de corregir la postura cuando ya tenga confianza contigo y con el instrumento.
4. Centrarse en la técnica desde el primer día.
Esta es la mejor manera de enseñarle a un alumno que la música está al servicio de la habilidad. No es así. La música está al servicio de la emoción.
Las ganas de mejorar técnicamente vienen con las ganas de escuchar mejor las obras que ya se tocan o se han tocado. Muchos alumnos que ya llevan una temporada suelen pedir ejercicios.
La técnica ha de enseñarse en el momento adecuado, y eso depende de cada alumno. Enseñarla antes de tiempo puede generar errores, vicios, o tensiones innecesarias.
5. Centrarse en la teoría desde el primer día.
Esto suele ser un error muy típico de principiantes. Piensan que si su alumno no sabe leer música ha de centrarse en eso primero antes de ponerle a tocar.
Hay cientos de formas de aproximarse a un instrumento sin necesidad de empezar por la teoría. No le hagas traerte un trabajo de historia de fabricación del instrumento, ni le eches bodrios sobre lectura musical. Todo esto saldrá solo con la propia curiosidad del alumno. La mayoría suelen preguntar sobre la marcha elementos de la partitura que no conocen o no entienden.
Créeme, contestar a una pregunta teórica de un alumno con curiosidad es 100 veces más eficaz que explicársela en el momento que tú crees que toca.
6. No permitir el movimiento de pies o cabeza para marcar el ritmo
También me he encontrado con alumnos que me han dicho que profesores anteriores no les permitían marcar el pulso con alguna parte de su cuerpo.
No procede, pero podría poner aquí un montón de vídeos de músicos que mueven los pies mientras tocan. Y muchos colegas míos con muchos años de escenario a sus espaldas aún lo hacen. Se ve menos en músicos clásicos, pero me atrevería a decir que es por estética más que por otra cosa.
Muchos alumnos no tienen tan asimilado el sentido del pulso, a algunos no les resulta fácil identificar los tiempos y, sobre todo, sentirlos. Está demostrado que el movimiento ayuda a la asimilación mental de conceptos, no sólo musicales, sino temporales y espaciales.
El movimiento, sea de la cabeza o de los pies, es una ayuda increíble para la asimilación del pulso. Viene en el pack del sentido musical (mira a los niños pequeños, incapaces de oír música y no bailarla). Moverse ayuda a sentir más la música, es orgánico, instintivo.
Por favor, no se lo quites. Es antinatural para muchos no moverse.
7. Quitar una canción en el primer momento en el que está “bien tocada”
¿Qué mensaje le mandas a un alumno cuando haces esto? No importa el disfrute de la obra, sólo importa avanzar.
Por dios, esto no tiene sentido. ¿Cuántas veces has tocado tú una canción que te gusta? Precisamente cuando suena bien, y la oyes tocada de tu mano, es cuando empiezas a disfrutarla. Quitar una partitura de en medio en ese momento es un desastre para la motivación del alumno y para su autoestima.
Permite que puedan elegir tocar en clase canciones que ya han tocado antes. Déjales claro que pueden recurrir a ellas cuando quieran y que no es “malo” tocar algo que ya se sabe.
Ya te digo yo por experiencia que llega un día en que se cansan y te piden algo nuevo, y en ese momento, te lo cogerán con más ganas.
8. Utilizar el mismo material o libro para todos tus alumnos, o centrarse en un solo libro.
Todos tus alumnos son distintos, todos ellos aprenden de forma distinta, y todos sienten la música de forma distinta. Tienen preferencias. No todos van a sentirse cómodos con el mismo material o el mismo libro.
Diversifícate en tus recursos. Ten muchos a mano, aunque sean fotocopias, y observa para ver quién se siente cómodo con qué.
9. El pensamiento de: “cada partitura ha de ser más complicada que la anterior para que avance”
Esto vuelve a uno de los puntos anteriores, el alumno aprende que “no importa el disfrute de la obra, sólo importa avanzar”
Un alumno se sentirá mucho más seguro si puede seguir en el nivel en que se encuentra (o más bajos) el tiempo que lo necesite. Disfrutará mucho más de lo que toca y se sentirá mucho más dispuesto a subir de nivel en cuanto se sienta preparado.
¿Hay prisa por subir de nivel? ¿De quién es esa prisa?
10. Enfadarse cada vez que un niño no ha practicado durante la semana.
Por dios, ¿has probado a ponerte en el lugar de tu chaval, o tu chavala? ¿Sabes cuántas actividades tienen después del cole? ¿Cuántos deberes?
La presión no es aconsejable cuando intentas motivar, o que tus alumnos valoren la música y la disfruten.
Recuérdale que cuanto más azúcar, más dulce. Cuánto más toque, podrá tocar antes cosas más chulas. Pero no le presiones. Deja que él decida su ritmo, o cómo de importante es para él su práctica.
Ten paciencia…
11. Decirle a un alumno algo como: “estás tocando mal”.
También existen los ejemplos de “no sabes tocar”, “todo eso está mal”, “eso suena fatal”… y sus derivados.
Las hay peores… pero quiero pensar que no son la norma, ya que estaríamos entrando a pasitos pequeñitos en un maltrato psicológico (esto pasa. Ojalá no pasara, pero pasa).
Pero centrémonos en las típicas del principio.
Psicología básica. Si le dices que está tocando mal, entenderá que no sabe tocar bien, que no es bueno. Autoestima por los suelos, y al garete el vínculo que tengas con él. La mejor manera de que abandone su instrumento.
Si me dices que hay alumnos que se suben y se motivan al oír esas cosas, te diré que son pocos, y no me arriesgaría a no ser que lo conocieras a fondo y supieras que funciona así. Igualmente, yo no lo haría. Buscaría otros modos.
Hay muchas más formas y mejores de motivar y de corregir. Indícale primero todo lo que está bien y en su sitio, valora el trabajo que ha hecho y después indícale lo que se puede mejorar. Por ejemplo: “esta parte de aquí puedes hacerla mejor”. O aquello que estaría bien que hiciera: “¿ves esta dinámica? Prueba otra vez con ella…”
12. Pensar que tú sólo eres un profesor, y ése de ahí sólo es un alumno.
Más allá de un profesor y un alumno, todos somos personas, todos sentimos.
Cuando se trata de música, esto es especialmente importante.
Para tu alumno tú eres parte de su música, tú eres el que lo apoya en su camino descubriéndola. Eres muy importante para él. Más que un profesor, eres su maestro o maestra.
Es importante que tengas esto en cuenta y que cuides el vínculo que tienes con tus alumnos. No hace falta que seas su amigo, sólo que tengas en cuenta sus sentimientos y su identidad como músico.
No te pongas en una posición superior a él, porque sólo conseguirás que no confíe en ti.
¿Y tú? ¿Has cometido estos errores alguna vez? ¿Conoces otros?¿Qué has aprendido de ellos?
Cuéntamelo en los comentarios, lo estoy deseando…
Y si te ha gustado este post, suscríbete. Escribo cada semana y no quiero que te pierdas nada.
matias says
Una vez un alumno me pidió que le mostrara una obra y yo (alegre porque rara vez me piden que les interprete algo) me concentré profundamente en darle a cada nota con la intensidad necesaria, el ritmo perfecto, el sonido adecuado, en fin, en la técnica, y cuando terminé él me dijo: «¿no disfrutas cuando tocas?».
Que sensible que puede ser un niño y qué importante mostrarle que la música es más que unas notas bien tocadas, ¿no?
Rocío del Olmo says
Así es, Matias, es muy importante enseñarles eso, que la música es mucho más que un código. Los niños no son menos que nosotros, pueden sentir a través de la música igual que un adulto. Y saben ver mucho más en nosotros de lo que pensamos. Tu alumno, ese día, supo preguntarte y comentar al respecto. El problema es que hay muchos que no lo hacen, y piensan que la música es así. Gracias por tu comentario. :)
Miguel says
Estupenda lista! Creo que en general es aplicable a muchas disciplinas, no solo la musica
Rocío del Olmo says
Gracias Miguel! Un beso enorme